lunes, 1 de febrero de 2010

Yoga, Asanas y Samadhi


¿Cómo puede la práctica del asana llevar finalmente a la experiencia del infinito?

El cuerpo es un puente místico entre los componentes físico y espiritual de nuestro ser. A través del Hatha Yoga se puede lograr energía, luz, pureza y libertad mientras el alma se une con el cuerpo físico. El Hatha Yoga fortalece el cuerpo y lo prepara para una más profunda conexión con el alma a través del uso del asana y el pranayama. 

Un yogui puede realizar la consciencia cósmica en cualquier punto o nivel de su ser, en mente, corazón o cuerpo, ya que el espíritu cósmico esta en todas partes, y en cualquier punto del universo. Cuanto más profundamente nos permitamos ir hacia las experiencias de ascensión, flotabilidad, ligereza, luminosidad y expansión en el cuerpo, estaremos más cerca de alcanzar el infinito. Se puede pasar de una postura a otra experimentando el movimiento del prana en la asana, la respiración puede llegar a aquietarse y se puede ser testigo o experimentar un intenso calor emotivo, destellos de luz, una vibración pulsante, una amplia liberación de alegría, o incluso una inmensa luminosidad continua. El permanecer en la postura en absoluta quietud y profunda calma mental, le abre a uno a la experiencia de sentir, ver y oír el sonido de la pulsación del universo, a medida que nos dejamos caer en la profundidad de quienes somos. 

El descubrimiento por ti mismo es la mejor referencia. Escoge una asana, trabaja con ella diariamente. Escoge una asana que puedas mantener por más y más tiempo con facilidad y profundidad. Hay una sensación de intensidad, persistencia y aspiración, pero nunca debe haber dolor. Habrá un "límite" donde te des cuenta de que si vas más lejos tendrás dolor. Hay un límite para ser cruzado si quieres encontrar la verdadera fuerza vital detrás de la tensión. Pero permaneces en el extremo y en ese punto de resistencia, respiras y relajas conscientemente el cuerpo y la mente. Esto aflojara la tensión y la resistencia y te permitirá mantener la extensión con una relativa comodidad. Practica de esta manera y entrarás finalmente en el gozo físico y mental.

El cuerpo es el templo de la divinidad. Expresa el Espíritu. No es solamente para vivir una vida física y mental. El hombre tiene la habilidad de educar su cuerpo para desarrollar sus facultades latentes. Podemos sistemáticamente desarrollar y remediar nuestros defectos y limitaciones y adquirir cosas que nunca tuvimos. 

Sabemos que todo esta animado por una maravillosa consciencia. Y que todos sentimos que, dadas las circunstancias correctas, podemos incluso ver esa consciencia Suprema maravillosa que sostiene la vida en todas partes, dirigiendo tanto el universo externo como el interno. Sentimos que esa misma consciencia Suprema esta residiendo adentro, como nuestro mismísimo ser. Pero la mayoría de nosotros no tenemos la experiencia. No sentimos la consciencia residiendo en nuestros cuerpos o en nuestras casas, incluso si tenemos anhelo de ella. 

¿Por qué no podemos? ¿Por qué no tenemos esa experiencia? Porque nos identificamos con nuestro cuerpo y mente, tal como hemos sido condicionados para hacerlo. Para tener la experiencia de ese poder vital dentro de nosotros debemos aprender a prestar atención a esa consciencia. Solamente con la mayor atención al Ser seremos absorbidos en el Ser. La consciencia empieza con la atención. Empieza con interiorización, cuando parte de nuestra atención, algo de nuestra consciencia esta descansando dentro, observando lo que el resto de la consciencia esta haciendo, viendo, sintiendo, o pensando. Esto puede empezar mientras comenzamos ha observar a nuestro ser respirar y hacer asanas.

A un nivel físico, notamos la posición de la columna... mantenemos la columna recta y los músculos abdominales activos y respiramos profundamente... continuamos con la respiración diafragmática... entonces a un nivel vital y pránico, dirigimos el prana a través del cuerpo dentro de los más profundos recovecos del cuerpo y hacia los diversos chakras. A un nivel mental, haz tu mente tan silenciosa y pasiva como sea posible. Experimentarás un silencio de los sentidos, pratyahara, mientras retiras la consciencia para que no salga en absoluto por los sentidos y se dirija interiormente hacia el Ser. Con esta interiorización atraemos el buddhi, el intelecto, mientras sentimos el silencio de la mente y empezamos a descansar en nuestro ser interno, quien esta simplemente observando las posturas que se forman en con el flujo de prana, y observando a la inhalación comenzar y acabar y a la exhalación comenzar y acabar.

En medio del hacer de nuestras posturas, algo de nuestra consciencia, algo de nuestra atención, descansa en la sensación de la presencia sin cambios, el testigo. Mientras continuamos practicando esta interiorización, durante la práctica de nuestra asana, empezaremos a extendernos y a ensancharnos y encontraremos dentro el espacio del cuerpo interno nuevas profundidades del ser, que tiene una expansión y una consciencia sin límites.
 
Medita en lo siguiente, conforme descansas en una postura:
Date cuenta de la quietud,
Date cuenta de eso que se da cuenta de tu quietud.
Date cuenta de la existencia de la consciencia.
Date cuenta del sentimiento de ser.
Date cuenta de tu respiración...
Date cuenta del que está respirando....
Date cuenta de un sentimiento constante de presencia… la presencia del Ser.
Esta interiorización nos acerca más y más al Ser más Grande.
Y más y más nos encontraremos a nosotros mismos alineándonos con ese Ser.



Durga Ahlund