viernes, 2 de julio de 2010

Lo finito en el hombre anhela lo infinito


El amor es la fuerza que mueve el universo, el día de la vida, la noche de la muerte y el nuevo día después de la muerte. El fulgor de este universo nos envía un mensaje de amor y nos dice que toda la creación procede del amor, que el amor impulsa la evolución y que una vez llegado a su fin, el amor devuelve todo a la eternidad. Y del mismo modo que la mente racional percibe que toda materia es energía, el espíritu percibe que toda energía es amor, y todo en la creación puede ser una ecuación matemática para la mente y un canto de amor para el alma. El amor conduce a la luz: bhakti (amor, devoción) conduce a jñana (sabiduría) y jñana es el gozo de brahman, el gozo del infinito.

Nuestra alma, como un pájaro enjaulado, anhela la libertad del ancho aire. Lo finito ansía lo infinito y experimentamos la pena de las cosas pasajeras, pero más allá de las lágrimas de la humanidad existe un arco iris de gozo. Podemos amar lo infinito que hay en todo y así hallar gozo en todo.

Lo finito en el hombre anhela lo infinito...

El amor que mueve las estrellas mueve también el corazón del hombre, y una ley de gravitación espiritual conduce su alma hacia el alma del universo. El hombre ve el sol por la luz del sol, y ve el espíritu por la luz de su propio espíritu interior. El fulgor de la belleza eterna brilla sobre este vasto universo, y en momentos de contemplación se puede ver lo eterno en cosas efímeras. 


Juan Mascaró
Extracto de la Introducción al Bhagavad Gita