domingo, 19 de junio de 2011

Experimentar la meditación

 ¿No crees en Dios? Eso no es un impedimento para la meditación. ¿No crees en el alma? Eso no es un impe­dimento en la meditación. ¿No crees en nada? Eso no es un obstáculo. Pue­des meditar, pues la meditación sim­plemente indica cómo acceder al inte­rior de uno mismo: si hay o no un al­ma no tiene importancia, así como no la tiene si existe o no un Dios.

Una cosa es segura: que tú existes. Si seguirás existiendo después de la muerte o no, no interesa. Sólo impor­ta una cosa: en este preciso momento, tú existes. ¿Quién eres? Para acceder a ello, está la meditación: para pene­trar más hondo en tu propio ser. Tal vez sea sólo algo momentáneo; tal vez no seas eterno; tal vez la muerte ponga fin a todo. No imponemos con­dición alguna en que estés obligado a creer. Sólo decimos que tienes que probar. Simplemente inténtalo.

Un día sucede: los pensamientos no están allí. Y de repente, cuando las ideas desaparecen, tú quedas separado de tu cuerpo, pues los pensamientos consti­tuyen el puente entre ambos. A través de ellos, estás unido al cuerpo. Cons­tituyen el nexo. En forma repentina, el nexo desaparece: tú estás allí, el cuerpo también está allí, y hay un in­finito abismo entre ambos. Entonces, sabes que el cuerpo ha de morir, en tanto que tú no puedes morir.

Entonces, no se trata de algo como un dogma; no es un credo, es una ex­periencia que se comprueba por sí misma. Ese día, la muerte desaparece. Ese día, la duda desaparece, porque ya no necesitas estar permanentemen­te defendiéndote. Nadie puede des­truirte: eres indestructible. Entonces, la confianza surge, se desborda. Y te­ner confianza es estar en éxtasis; tener confianza es estar en Dios; tener con­fianza es estar satisfecho.

Así que yo no hablo de cultivar la confianza, sino de experimentar la meditación.

Osho